domingo, agosto 08, 2004
Si el Alcalde de Marçà cobrase...
‘Si el alcalde de Marçà cobrase, yo no lo sería’
Para nada, para nada, de pequeño Joan Francesc Piqué, Quico para los amigos, no pensaba para nada ser el alcalde de su localidad natal, Marçà, en el Priorat, de apenas 600 habitantes. Pero un buen día del año 1999, un grupo de amigos enrolados en una lista de independientes llamaron a la puerta de su casa y le propusieron encabezar la lista, “tengo un problema, no se decir que no”. Ganaron las elecciones y para Piqué empezó una nueva vida. El alcalde de Marçà trabaja en el departamento de Conservación y Explotación de Carreteras del Departamento de Política Territorial de la Generalitat, en Reus. Desde hace 19 años realiza a diario un viaje de ida y vuelta a la capital del Baix Camp. Su horario e de siete y media de la mañana a dos y media de la tarde, en invierno y verano.El móvil vive inevitablemente en aleta todo el día. “hasta el punto que en algunos ocasiones por un problema he dejado el trabajo para subir a Marçà”, explica. Si no se da el caso, la secretaria del consistorio recopila todos los asuntos que el alcalde debe despachar ese día por la tarde, “estoy en el consistorio cerca de dos horas diarias, a excepción de los miércoles, más intensos, porque es día de visita del aparejador y el concejal de urbanismo”.Dos horas que dan para mucho, gestiones telefónicas, documentos por firmar, reuniones con los concejales e las inevitables visitas de los vecinos, “tenemos establecido un día de visita para cada uno de los concejales del consistorio, pero en la mayoría de casos los interesados desean halar con el alcalde, es lo que ocurre en los pueblos pequeños”, explica. Así que las legítimas reclamaciones de los vecinos pueden sorprender a Piqué tanto dentro del edificio consistorial como en la calle, en la sala polivalente o en el bar de la esquina. Ayer ha perdido, antes del alcalde de Marçà frecuentaba, por ejemplo, el bar y podía departir largas conservaciones con amigos y conocidos sobre el fútbol u otras distracciones. Ahora, su mera presencia, inclina todas las conversaciones al estado de la gestión municipal.Pero como dice Joan Francesc Piqué, nadie le ha obligado a ser alcalde. Aunque asumir la completa responsabilidad de todo lo que suceda en el municipio, como hizo durante su primer año de mandato, tampoco es de recibo. Piqué es de los que cobra cero pesetas al mes, quizás tan sólo algún desplazamiento a poblaciones lejanas, del estilo de Barcelona. Cree sin embargo que esta no debería ser la realidad, “todos los alcaldes deberían cobrar un sueldo del gobierno en función de una serie de parámetros”. Si llegase el caso Piqué cree qué no sería alcalde, “aparecerían más personas dispuestas a asumir esta responsabilidad, algunos de ellos más válidos que yo”. Mientras eso no ocurra. Quiero seguirá vestido de alcalde por lo menos hasta 2007, “después veremos, creo que 8 años son suficientes”.
Para nada, para nada, de pequeño Joan Francesc Piqué, Quico para los amigos, no pensaba para nada ser el alcalde de su localidad natal, Marçà, en el Priorat, de apenas 600 habitantes. Pero un buen día del año 1999, un grupo de amigos enrolados en una lista de independientes llamaron a la puerta de su casa y le propusieron encabezar la lista, “tengo un problema, no se decir que no”. Ganaron las elecciones y para Piqué empezó una nueva vida. El alcalde de Marçà trabaja en el departamento de Conservación y Explotación de Carreteras del Departamento de Política Territorial de la Generalitat, en Reus. Desde hace 19 años realiza a diario un viaje de ida y vuelta a la capital del Baix Camp. Su horario e de siete y media de la mañana a dos y media de la tarde, en invierno y verano.El móvil vive inevitablemente en aleta todo el día. “hasta el punto que en algunos ocasiones por un problema he dejado el trabajo para subir a Marçà”, explica. Si no se da el caso, la secretaria del consistorio recopila todos los asuntos que el alcalde debe despachar ese día por la tarde, “estoy en el consistorio cerca de dos horas diarias, a excepción de los miércoles, más intensos, porque es día de visita del aparejador y el concejal de urbanismo”.Dos horas que dan para mucho, gestiones telefónicas, documentos por firmar, reuniones con los concejales e las inevitables visitas de los vecinos, “tenemos establecido un día de visita para cada uno de los concejales del consistorio, pero en la mayoría de casos los interesados desean halar con el alcalde, es lo que ocurre en los pueblos pequeños”, explica. Así que las legítimas reclamaciones de los vecinos pueden sorprender a Piqué tanto dentro del edificio consistorial como en la calle, en la sala polivalente o en el bar de la esquina. Ayer ha perdido, antes del alcalde de Marçà frecuentaba, por ejemplo, el bar y podía departir largas conservaciones con amigos y conocidos sobre el fútbol u otras distracciones. Ahora, su mera presencia, inclina todas las conversaciones al estado de la gestión municipal.Pero como dice Joan Francesc Piqué, nadie le ha obligado a ser alcalde. Aunque asumir la completa responsabilidad de todo lo que suceda en el municipio, como hizo durante su primer año de mandato, tampoco es de recibo. Piqué es de los que cobra cero pesetas al mes, quizás tan sólo algún desplazamiento a poblaciones lejanas, del estilo de Barcelona. Cree sin embargo que esta no debería ser la realidad, “todos los alcaldes deberían cobrar un sueldo del gobierno en función de una serie de parámetros”. Si llegase el caso Piqué cree qué no sería alcalde, “aparecerían más personas dispuestas a asumir esta responsabilidad, algunos de ellos más válidos que yo”. Mientras eso no ocurra. Quiero seguirá vestido de alcalde por lo menos hasta 2007, “después veremos, creo que 8 años son suficientes”.